Nunca me gustó la aguja, cuando era niña y aún de jovencita era incapaz de realizar una labor de costura. En el colegio no fueron capaces de hacerme coser, perdía la labor, la olvidaba o acababa en tan malas condiciones que daba asco, así que mis maestras viendo la imposibilidad de hacer de mí una costurera permitían que mientras mis compañeras cosían yo les leyera cosa que a mí me gustaba y sigue gustándome.
Aprendí contra mi voluntad y por necesidad de aprobar, a bordar, a coser todo tipo de costuras, a hacer punto de media , ganchillo y una infinidad de cosas que no creí fuera a utilizar nunca.
Cuando me casé y empecé a tener niños todas esas cosas que había aprendido y creía olvidadas, volvieron a mí y supe como emplearlas.En aquellos tiempos por necesidad y también por gusto aprendí a cortar y coser la ropa de mis hijas.
Ahora después de muchos años me gusta esta actividad.
Esta la hice reciclando telas que tenía por casa no es tan bonita pero en la cama queda resultona y muy calentita
Después hice algunas más para el resto de mis hijas y con la misma técnica también hice almohadones
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